Cómo #escucharte siendo altamente sensible

Cómo #escucharte siendo altamente sensible

La falta de atención a nosotros mismos es un mal endémico. No se queda recluido únicamente en el ámbito de la alta sensibilidad. Pero, de manera clara, aparece en un gran porcentaje dentro de las personas altamente sensibles. Pero, ¿cómo es posible? Si las personas altamente sensibles se caracterizan (entre otras muchas cosas) por ser grandes soportes auditivos para los problemas y necesidades de los demás. Entonces; ¿qué hay de lo tuyo?

Vamos a empezar este post haciendo un pequeño ejercicio. Cuando acabes de leer este párrafo (si te apetece, claro. No voy a venir yo aquí a dar órdenes: faltaría más) cierra tus ojos y piensa en la última vez que te permitiste escucharte de verdad. Que te tomaste el tiempo suficiente para atender tus necesidades. Que te ofreciste la oportunidad de saber qué querías. O al menos de intentar descubrirlo. Visita ese momento, y si lo encuentras, intenta revivir lo que sentiste al hacerlo. Adelante.

¿Qué tal te ha ido? Si lo has encontrado (aunque sea en el baúl de los recuerdos), supongo que la sensación habrá sido muy agradable. Incluso empoderante. Si no te ha venido a la mente ninguna de estas situaciones por más vueltas que le has dado, entonces, estoy escribiendo para ti. Gracias por leerme.

Mucho dar, poco recibir

Esto es un clásico conductual del rasgo altamente sensible. Personas que se pasan gran parte de su vida sintiendo que dan mucho. Que tienen que aportar mucho a las relaciones para obtener un mínimo de vuelta. Y entre todo esto, pierdes absolutamente la buena costumbre de atenderte, escucharte y ser la protagonista de tu vida.

En gran medida, aprendemos a cómo querernos desde la infancia imitando modelos de referencia. Por otro lado, si no te has sentido aceptado/ a desde que eras un niño o una niña es muy posible que hayas ido ejercitando la idea de que tienes que dar mucho para ser aceptado en cualquier «tribu». Esto hace que tú siempre te dejes para luego. ¿Y cómo vas a escucharte si siempre eres la última persona en tenerte en cuenta?

Háblame, te escucho

Muchas personas altamente sensibles se caracterizan por ser grandes dominadoras de la técnica de la escucha. Vivimos en un mundo que, a mi juicio, adolece en gran medida de gente que sepa escuchar. Y esto convierte a muchas PAS en el blanco perfecto de decenas de historias para no dormir. Quizás te llevas preguntando demasiado tiempo por qué siempre vienen a contarte las cosas a ti. Por qué todo el mundo se acerca para hacerte participe de sus últimas novedades en malos rollos y preocupaciones.

Esto hace que, en gran medida, a veces te de pereza incluso escucharte a ti misma. Bastante tienes con lo de los demás, ¿verdad? Esa compañera de trabajo que siempre tiene un chisme para contarte, ese amigo que solo te llama cuando quiere algo o ese familiar que no se resiste a coger el teléfono cada semana para contarte lo mal que lo está pasando. Pero a ti, ¿quién te escucha?

¿Qué hay de lo mío?

«Con todo lo que hago por los demás, la cantidad de chapas ajenas  que me he comido (permíteme la expresión, le da un mayor énfasis a su significado) a lo largo de mi vida y nadie se preocupa por mí». Si te suena una frase como esta, estás de suerte. Quizás este sea el momento en el que cojas responsabilidad con el asunto y asumas que la única persona que puede satisfacer tus necesidades vitales eres tú.

Están muy bien estas frases en las que se dice que: «bueno, yo no hago favores para que me lo devuelvan, pero… » ¿Sabes una cosa? Cuando existe un pero, lo que había delante en esa frase ya no sirve para nada. Si quieres hacer favores hazlos de corazón, porque te apetece, porque no van en contra de tus necesidades e intereses y porque te da la gana. Punto. Pero no esperes que vayan a volver a ti del mismo modo que tú los ofreciste. Porque si esto no sucede vendrá la frustración, la sensación de injusticia, el agotamiento y la mala leche mañanera.

Cómo escucharte siendo altamente sensible

Una de las grandes claves de la gestión del rasgo es precisamente la escucha activa de tus necesidades. De tus intereses. Y no solo escucharte; sino también llevar a cabo todos esos maravillosos planes que tienes reservados para ti. Poner en practica eso del egoísmo positivo. Pero después de tanto tiempo sin hacerte caso, a veces esto se torna un objetivo complicado.

La clave de aumentar tu autoestima está, en gran medida, en permitirte aquellos pequeños placeres que cada día te niegas a ti mismo/a. En poner tus límites y respetarlos. En conocerte. Y para todo esto se hace indispensable una buena escucha de tus propias necesidades. Y tú, ¿cuándo comienzas a poner orden en tu vida?

 

 

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Eva Perea,
Coach experta en alta sensibilidad
Terapeuta de Pareja | Sexóloga
Educadora en disciplina positiva para Familias
Fundadora y Directora de Terapia y Emociones

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