Niños altamente sensibles y educación

Niños altamente sensibles y educación

Cada día son más las personas adultas que descubren su rasgo altamente sensible. Y luego viene todo lo demás. Al saber que es un rasgo con contenido genéticamente hereditario comienzan las preguntas: ¿será mi padre? ¿será mi madre?… ¿quizás mi abuelo? Y luego vienen el resto de preguntas: ¿y mis hij@s?

También hay adultos altamente sensibles que llegan a descubrir el rasgo gracias a que comienzan a observar a sus hijos y/o hijas como «diferentes». Quizás será en el cole dónde te «inviten» a investigar que le pasa a tu hija. A lo mejor eres tú misma la que ves que algo sucede. O son otras madres las que te proponen leer algo sobre alta sensibilidad.

Son muchos los caminos por los que puedes enterarte de que esos pequeños que tienes en casa puede que sean PAS. Pero lo que está claro es que el  porcentaje de niños y niñas altamente sensibles es igual al de los adultos. Y por ello, es altamente frecuente poder encontrar alguno en cualquier aula de cualquier cole de cualquier ciudad. Por ejemplo: el tuyo.

Niños altamente sensibles y vida escolar

Mi trabajo directo con parejas y familias me ha permitido tener en mi consulta a muchas de ellas con miembros altamente sensibles. Algunas llegaban derivadas de centros educativos. ¿Porqué? te preguntarás. Bien, pues porque en la mayoría de centros se «asustan» de manera literal con el concepto de alta sensibilidad. Envían a los padres (padre(s)/ madre(s)/ familiares/ adultos al cargo) a que encuentren una solución para su hijo*.

* Hablo de hijos e hijas en este artículo refiriéndome a cualquier niño o niña que puedas tener a tu cargo. Es posible que seas su abuelo o abuela, o que  por ejemplo lo tengas en acogida. Hablo de familias en toda la diversidad que esta palabra puede encontrar. Así que, siéntete identificado/a en toda su amplitud.

Algunas familias son ellas mismas las que buscando y buscando llegan a la conclusión de que su hijo puede ser AS y por eso vienen. Otras se enteran porque algún familiar o amigo se lo comenta. Pero aún no he conocido ningún caso en el que el propio centro haya acompañado en la identificación de un niño o niña como altamente sensibles. Pero seguramente, lo habrá.

Tal es el desconocimiento y el cierto miedo que esto genera en las familias que existen madres que ni siquiera se atreven a contarlo en el centro escolar de sus hijos.

«Yo sé que mi hijo es NAS desde que tiene 5 años pero no me he atrevido a decírselo a ningún maestro».
Fany, madre de un niño altamente sensible de 8 años.

 

También me he encontrado con casos en los que en la misma familia tan solo lo sabe un adulto al cargo (casi siempre la madre), pero no se atreve a contárselo, por ejemplo, al padre. Esto sobre todo tiene que hacernos llegar a la conclusión de que, a pesar de que la difusión del rasgo cada vez es mayor, queda mucho por hacer en el ámbito de los niños y niñas altamente sensibles.

Ser PAS ¿un problema?

Hay una frase de Karina Zegers que dice: «El problema no es ser altamente sensible. El problema es pretender no serlo». Y con los niños y niñas altamente sensibles pasa algo muy parecido.

Debemos evitar pensar que todos los niños y niñas PAS son iguales. En absoluto. Ya hablaré de ello en próximos artículo, pero debemos tener claro que no estamos hablando necesariamente de niños tímidos, retraídos, callados, vergonzosos. En absoluto. Son niños muy diversos, aunque todos compartan el rasgo. Ahí tenemos por ejemplo a los niños AS extrovertidos, que muchas veces son difíciles de identificas como PAS por sus características diferentes de los introvertidos.

Lo que sí que suelen tener en común es que su comportamiento en el aula puede «salirse de lo normal». Desde niños que tardan mucho en relacionarse al principio (porque primero necesitan observarlo todo bien antes de actuar) y esto provoca la preocupación de las maestras; hasta otros que no consiguen estar sentados/as más de unos pocos minutos o siempre están fantaseando. Niños y niñas algo volubles en sus emociones, que muchas veces no entran en el sistema pre establecido de determinados centros escolares.

Esto genera que el profesorado se pongo en contacto con las familias para que un profesional vea lo que pasa con sus hijos/as. Y en este punto pueden pasar muchas cosas. Entre ellas que sean erróneamente diagnosticados. Yo no entraré en este artículo en el tema del TDA o TDAH, o incluso del asperger mal diagnosticado. Pero en ocasiones sucede que niños y niñas AS pasan por procesos no adecuados a sus circunstancias reales.

Una vez que «la pelota» está en el tejado de las familias, éstas comienzan a buscar. Investigan y muchas veces llegan al concepto de niño altamente sensible. Y es ahí dónde ven retratado/a a su hijo o hija.

Los mejores entornos educativos para un niño altamente sensible

Desde luego que, al igual que sucede con los adultos, los niños y niñas altamente sensibles tienen entornos educativos que les serán más favorables.

«Nosotros tenemos la gran suerte de que mi hijo está en un colegio público donde están innovando y se está impartiendo el sistema amará berri, sin libros, sin las asignaturas convencionales y casi sin exámenes»

Fany, madre de un niño altamente sensible de 8 años.

 

Por ejemplo, hablando de sistemas de enseñanza, todos aquellos que pongan en el centro el respeto a los niños/as serán muy acertados. Corrientes como la disciplina positiva o el método montessori funcionan muy bien con los niños en general y con los AS en particular.

Por otro lado, para los niños altamente sensibles es muy importante también el adulto de referencia que tengan en el cole. Estoy hablando de sus profes. Sobre todo en edades muy tempranas, aunque esto será de vital importancia durante toda su vida académica. Conectarán con el conocimiento no sólo por su contenido, sino por la emoción que les genere.

«Durante la primaria tuvo ayuda de profesionales empáticos que supieron comprender el rasgo. Un par de profesoras fueron nefastas, provocándole una especie de fobia a las  matemáticas que ha superado  hace apenas un año».

Mónica, madre de un niño PAS de 15 años

 

Un saludo individualizado por la mañana, un abrazo al llegar a clase o unas buenas palabras antes de salir pueden marcar la grandísima diferencia en la actitud de cualquier niño/a AS. Y añado: y de cualquier niño o niña en general.

Nada de tratarlos diferente

En ocasiones cuando se informa a los centros educativos de qué es la alta sensibilidad y/o si existe algún caso en su centro (evidentemente en todos hay niños y niñas AS por el porcentaje tan alto que supone el rasgo) es posible que se asusten. He llegado a escuchar de boca de las familias todo tipo de reacciones. Pero es entendible debido a que los centros muchas veces se ven superados por las circunstancias.

Pero verdaderamente el trato hacia el alumnado altamente sensible no tiene porque ser especial o especifico. Al igual que deberían conocer a cada personita que tienen en clase, lo mismo sucede con la personalidad que presenta un niño altamente sensible. Conocerlo/a es la mejor herramienta que tiene cualquier profesora o profesor para lidiar día a día con ellos.

«Cuando la maestra corrige el ejercicio y se lo tacha, es cómo si le hubiesen tachado a ellos».

Rosana, madre de un niño altamente sensible de 10 años.

 

Es muy importante conocerlos, pero más importante es no etiquetarlos o prejuzgarlos. La capacidad de evolución, aprendizaje y proyección que tiene cualquier niño altamente sensible se puede ver limitada por este tipo de actitudes. Sobre todo en edades muy tempranas.

No hay que observar la alta sensibilidad en niños como un elemento que les debilita o los aparta de la normalidad. Si no más bien como un ingrediente más de la gran diversidad que existe en cada clase. Me gustaría recordar llegados a este punto que la alta sensibilidad es un rasgo de la personalidad: no hablamos de un trastorno ni una enfermedad. No existen protocolos y mucho menos medicación.

¿Porqué no acompañar a niños y niñas altamente sensibles en su proceso evolutivo y disfrutar mientras aprenden? Seguramente, lo que es un problema para ellos y ellas a los 4 años dejará de serlo a los 8 si los hemos acompañado correctamente. Los niños pasan por fases en su desarrollo, y lo mismo sucede con los altamente sensibles.

Un ejemplo clásico es el siguiente. Los niños y niñas PAS son sumamente empáticos. Se quedan con cualquier gesto de cualquier persona. Y esto puede hacerles en ocasiones tener emociones negativas, como la tristeza. El papel de los educadores y las familias será el de conocer esa alta empatía y enseñarles a gestionar esas emociones. No lo sabrán hacer de un día para otro. Pero finalmente lo conseguirán si se les ha guiado desde el amor y se les han ofrecido las herramientas adecuadas.

«Se traen a casa los problemas que van encontrando en su camino. Y al llegar se meten en su burbuja a intentar recomponerse o estallan como si no hubiese un mañana».

Rosana, madre de un niño altamente sensible de 10 años.

Por el contrario, si nos preocupamos negativamente y desde el principio lanzamos al niño o niña mensajes como: «así no vas a ninguna parte»; «tienes que ser más fuerte»; «eso son tonterías»; «si continuas con esa actitud nadie te va a querer»; «así no puedes ir por la vida»… y un largo etc de frases limitantes, claramente no aprenderá a gestionarse.

Si las familias no se sienten preparadas o con las herramientas suficientes para sobrellevar la situación es interesante ponerse en contacto con un profesional en el rasgo que de las pautas adecuadas. Lo que debe priorizar siempre es el bienestar de los niños.

Las características más adecuadas en el aula para el mejor desarrollo del alumnado AS

  1. Espacios de trabajo y aulas grandes. Además de ser apropiados para el alumnado, estos espacios deberán estar lo más ordenados posibles y ser agradables a la vista. Recordemos que las PAS tenemos el sentido de la vista muy desarrollado, y este se vincula de manera directa con la capacidad de saturación.
  2. Una atención personalizada. Esto deriva en que el número de alumnos por maestro/a debería ser lo más bajo posible. Lo ideal, además de la figura del maestro/a, es que haya un educador en cada aula.
  3. Aprendizajes basados en metodologías abiertas. Trabajos por proyectos, aprendizaje colaborativo, asambleas en el aula… Cualquier recurso que se aleje de la metodología más tradicional que solo mide resultados será positiva para un alumno/a AS.
  4. Centros diversos y que aboguen por la diversidad. Cuanto más diversidad exista en el centro más normal será todo lo diferente. De ese modo, un niño o una niña altamente sensible no tendrá que verse necesariamente distinta, porque lo distinto además de aceptado está por todas partes.
  5. Apuesta por todas las materias, incluidas las artísticas. La música, el dibujo, el arte, salas de expresión… todo lo que tenga que ver con el desarrollo de las inteligencias múltiples será más que bienvenido. A veces los centros sólo se centran en lo estadísticamente evaluable (matemáticas, lengua, idiomas) y olvidan todo lo demás.
  6. Trato amable y basado en el amor por parte de los profesionales. Cuando escribo amor parece que sea un poco «hippie», pero ¿cómo podemos describir un trato basado en las risas, las buenas palabras, la consideración y la empatía? Pues con la palabra Amor.
  7. Centros con espacios abiertos. Si estos espacios, además, están en la naturaleza (coles que están en bosques, montañas, etc..) pues ya es la bomba. Recuerda que a las PAS les ayuda muchísimo el contacto con la naturaleza.

¿Qué hago si creo que en mi clase hay una niña o niño PAS?

Pues lo mejor es que primero de todo te informes y te asegures de que, quizás, ese niño o niña puede ser AS. Después de esto, que informes a la familia. Pero este paso debe ser con la mayor información posible y siempre dejando claro que a su hijo o hija no les pasa absolutamente nada. Si alarmamos a los padres podemos generar un rechazo que será difícil de contrarrestar.

Quizás sería una buena opción darles la oportunidad de ponerse en contacto con la APASE (asociación nacional de personas altamente sensibles) o con algún profesional en el rasgo. Cuanta más información de fuentes oficiales, mucho mejor. Pero insisto, hablarles de ello con total naturalidad y si es posible poner ejemplos de otros niños que también lo sean.

Y ¿qué hago si creo que mi hijo/a es PAS y quiero decirlo en el cole?

Pues lo mismo que he explicado antes, pero al revés. Y sobre todo, qué tengas claro que contarlo es una opción. No cortarlo es otra. No te sientas forzada a hacerlo porque sí. Encuentra el momento adecuado y a la persona apropiada. Esto último quizás sea lo más importante.

Y bien; éste es el primer post de la serie dedicada a niños y niñas altamente sensibles. Espero que te haya gustado, y ya sabes que estaré encantada de recibir tus comentarios en esta misma web o tu correo a eva@terapiaymociones.com

Gracias por último a todas las mamás que se han prestado a compartir su testimonio en este post. Gracias a ellas tiene vida propia.

 

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Eva Perea,
Coach experta en alta sensibilidad
Terapeuta de Pareja | Sexóloga
Educadora en disciplina positiva para Familias
Fundadora y Directora de Terapia y Emociones

disciplina positiva pase

 

 

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